21-1-16

Historia del Uno

El Ordenador pensó que debería escribir una Historia del número Uno. Pero nada más esbozar los primeros trazos de esta historia, vio que no podría hacerlo sin historiar el cero. Dicho de otro modo, vio enseguida que no podría tratar del Uno sin hacerlo del cero. Y como la escritura pone a cada concepto en su brete, si uno era nombre propio, Uno, por qué el otro, el cero, no era nombre propio también.

Se sabe que la escritura amasa sus formas con las palabras, pero siempre nos sorprende que llegue a la punta de la lengua cargada de determinantes: usos, abusos, intenciones, intereses… O, dicho de otro modo, de ideas. Así que la primera duda (como en cualquier empeño verdaderamente poético) fue tipográfica. La C mayúscula de cero, en efecto, parece un traje mal cortado, grande e impropio del cero. No así nuestro Uno, tan católico. ¿Es católica nuestra lengua? volvió a pensar el Ordenador. Pero este asunto es cervantino, este es otro asunto. Pero a ver: ¿quién está pensando por mi?

EB.