El Andróginos

El Andróginos surgió del encargo de una viñeta para la portada del n.º 264 de la Revista de Occidente. Asocié “viñeta” a la forma de una medalla y pensé que debía ser circular y aparecer centrada en la portada. Como es probable que en una lectura reciente del Banquete me hubiera impresionado el discurso de Aristófanes, la figura del andróginos se impuso como el tema de la viñeta. Volví al texto de Platón y los seis dibujos de esta serie son el resultado directo de aquella relectura.

El andróginos tiene un particular interés para la escultura en tanto que Zeus opera como Platón pensaba que trabajan los escultores. El efecto es de largo alcance y afecta a todo lo que, violentando la naturaleza, será dibujado o pensado en Europa. Zeus opera sin conocimiento anatómico. La dificultad de producir representaciones del cuerpo humano, de los animales o de las plantas que salieran de la percepción sensible y no de las ideas, persiste hasta el renacimiento. De hecho, el andróginos es físicamente inviable. Si se produjera sería un humano malformado genéticamente o el resultado de un accidente brutal. En cualquier caso, un objeto de dolor. Si fuera realizada en la actualidad como una escultura antropomorfa, resultaría un cuerpo grotesco. Esta figura, que tendría rasgos medievales o neo-expresionistas, pondría en evidencia la honda influencia de Platón en el arte occidental. Si fuera realizada como una máquina humana resultaría una especie de nave espacial automotriz y pensante. Es importante notar que sería la esfericidad, precisamente, lo que alejaría a esta máquina del atomismo.

Como la esfera vuelve reiteradamente como problema latente de la escultura, y recientemente ha reaparecido con fuerza (en Mony Vibescu o el Balón de fútbol, por ejemplo), parece un buen pretexto para publicar los dibujos que dieron lugar a la viñeta.

EB.
22-7-16