Eleven Skewers / Once anzuelos

FMSR  nº de catálogo 3530-3540

Esta obra empieza por la traducción del título que expresa el cambio de forma que exige el cambio de función en la lógica de Andrés Kubusch Codali, conocido como el Informático. Para Kubusch el error no pasa de ser una equivocación; para Manuel Sánchez del Río, el Ordenador y el Polígrafo, es otra ocasión de darse al error que le brinda el propio Informático sin saberlo. En el campo de Sánchez del Río, el error se formula como la “cogorza”, término técnico que el no iniciado puede leer como la ebriedad. En la secuela literaria a la que pertenece la Ida de Manuel Sánchez del Río en Nueve Libros, el concepto “cogorza” es recurrente, por ejemplo el implícito en anger makes a man dry 1, que Kubusch encuentra un momento antes de abordar una vez más la captura del Polígrafo. Kubusch interpreta entonces que en seco, la cólera impediría a Sánchez del Río amoldarse, ir a su ser, encontrarse a sí mismo. De modo que para empezar propone a Infoinsa como hipótesis de trabajo que Manuel Sánchez del Río se halla escondido en las aguas. Kubusch arma su hipótesis recurriendo al nombre “del Río”, entendido en su más amplia y egregia acepción, incluyendo océanos, mares, lagos, pozas, albercas y fuentes. El Informático se propone entonces diseñar y armar un dispositivo extremadamente complejo. Un dispositivo que el lector puede imaginar como un tubo. Como la existencia del Polígrafo en el agua no se realiza en lugar alguno del agua, a Kubusch le basta con proponer el experimento contando con una cantidad discreta de agua. En la primera reunión de la Dirección de Infoinsa para tratar este tema, el Director General de Infoinsa, Peter Paul Samuelson, se atrevió a preguntar al informático si esperaba encontrar a Sánchez del Río disuelto, invisible o acaso transparente como el propio agua. A esta pregunta no contestó Kubusch. Se limitó a decir lacónicamente: “El anzuelo encarnará el objeto”. Para añadir: “El calor de la sangre le guiará a sus anzuelos, uno por uno”. La respuesta de Kubusch no podía ocultar su incomodidad, pero la confianza prácticamente ciega de Infoinsa en el Informático evitó el desencuentro. Aunque la pregunta sobre las cosas del mar quedó en el aire. Al término de la reunión Samuelson fue a La luz de las palabras donde encontró: “Toma el agua la imagen y devora su fondo”. Comoquiera que Kubusch tenía acceso a todo lo que podía pensarse en el seno de Infoinsa y no las tenía todas consigo (aunque pareciera muy seguro), este verso de Rafael Pérez Estrada le inspiró, aunque la inspiración no le llevaría más que a profundizar en su propio engaño, a insistir en la existencia de un fondo de Sánchez del Río “más real” que el contenido de los nueve archivadores.

Cuando Kubusch tuvo preparado el dispositivo, Samuelson volvió a convocar a la Dirección de Infoinsa, y el Informático pudo presentar los Once anzuelos. Tras describir exhaustivamente los espetones (Eleven Skewers), hizo una demostración de las torsiones que convertían a los muy elementales espetones en anzuelos, explicando que en los anzuelos se ocultaban las famosas “Rubricas de Manuel”, es decir, las firmas con las que el joven Sánchez del Río intentaría afirmarse en el mundo exterior. Como al finalizar su exposición no encontró mucho eco (o, quizá, una tácita aprobación de su propuesta) volvió a tomar la palabra para asegurar con vehemencia que picaría el anzuelo, que se vería atrapado en su propia firma, que recreándose en su propia firma sentenciaría su nacimiento al mundo digital, que picaría porque no se resistiría a las palabras, a las palabras impresas, a la tipografía 2. El fracaso (enésimo en la cuenta de Kubusch) no impidió que Herminia Martínez Cañas argumentara en la Tertulia del Café de la Luna de Coria del Río, que la mala idea del Informático no impedía a la Fundación (F.MSR) reconocer “la terrible belleza de los anzuelos”. Martínez Cañas los catalogó en contra de la opinión de Crespo Lama. El resto de los con-tertulios interpretaron que se debía a los celos. Aunque argumentara con dureza (con la intención probablemente de atraer a Bejarano Gracia) que la deformación profesional de este nuevo Trofonio (refiriéndose a Kubusch) le había llevado a diseñar los anzuelos como antros artificiales. Antros en los que pretendía pescar a Sánchez del Río como si éste se hallara en el Infierno, en un más allá, y no en el agua “físicamente”tal como había propuesto. Lo que Crespo Lama estaba denunciando con esta imagen eran las convenciones aparentemente científicas con las que “otro declarado racionalista” pretendía demostrar la realidad de Manuel Sánchez del Río.

En la Tertulia de Coria este asunto fue objeto de fecundas controversias 3.

 

 

NOTAS

  1. Tom Jones. Henry Fielding. Libro VI, capítulo 9.
  2. Se refería, como el lector habrá deducido, a las palabras entendidas como cebos.
  3. Véase Los anzuelos de Kubusch. Herminia Martínez Cañas. Anuarios de la F.MSR. Nº 678040. Aldeaquemada. Jaén