TEMER

Yo podría haberme llamado María del Carmen

Temerte/el día./Temer la última realidad de Carmen: el bosque./Te digo, Carmen, que realmente espeso/tan espeso, tan impenetrable, tan/sin nada./Está Carmen: el bosque./Está Carmen: nada./CARMEN BERNÁRDEZ SANCHÍS/Si eres el perfil del bosque que duele tanto/de tan lleno de tanto,/de tanto de nada./La desaparición. /¡Carmen!/Escucha:/Es un bosque (tu jardín)/se espesa tanto/que ya es impenetrable./Que se espesa tanto/que ya no estás, el bosque/que ya eres los bordes de lo que vemos/de Carmen./Que estás, no estás/que no nos creces/que ya, en un abrir y cerrar de ojos/farfalle /las mariposas de Roma.

Cuando escribí farfalle pensaba en las luciérnagas de Roma, pero sin la palabra en italiano. Luego pensé que sería bueno liberar la palabra que había escrito de su significado, y luego pensé CARMEN BERNÁRDEZ SANCHÍS, que el cuerpo es uno pero la psique muchas; muchas en uno, y que este uno, Carmen, que se nos iba, fue Una y es muchas. Las palabras, al final, resultan extrañas a sus significados, a sus unos, y aquí pensé que farfalle, (este error: las luciérnagas de Roma), quería decir “entre nosotros, sin Carmen”; que sin Ella éramos más de nosotros, hoy, el día uno, la serie que tanto temíamos: hoy-Carmen-nosotros.

EB. Madrid/Tíjola 2018