Correo Prometeo

Y Prometeo, que llevaba corriendo no se sabe cuántos siglos sin quemarse (porque no parece que el fuego ardiera), dio un frenazo inesperado y se dijo: “si esto no arde, correr no vale”. “Habrá que volver a donde todavía arde el fuego”. Pero lo único que halló fue fuego apagado, extinto. Del futuro, en efecto, solo quedaba el pasado.

EB 5-6-23