Diversiones de escultura I

Se trata de ensartar unos trozos de objetos encontrados que el artificio capitalista ha presentado como cosas que sirven al consumidor, con las formas invisibles de lo informe. Las formas de lo informe actúan sacando el principio de necesidad de unas esculturas que se intuyen de antemano como compuestos de objetos. Pero también se trata de apartarlas o distraerlas de lo que les pudiera llevar a un destino final, el necesario, como cuando el mecánico dice “el fin de esta pieza dentro del motor, el sistema, el organismo, es hacer que …” Pues bien, detrás de las hechuras de estas esculturas no hay nada salvo unas mínimas o muy elementales acciones de nula o muy poca categoría.

Que la naturaleza pudiera estar compuesta de otras formas, en sustitución o además de las ya conocidas, implicaría que o bien las leyes de la física tendrían que ampliar sus posibilidades, y entonces los resultados no aparecerían como imposibilidades sino más bien como posibilidades nuevas o inéditas o recién descubiertas (así ha sucedido en la física cuántica), o que el arte descubriera otras formas en la lengua, pero entonces estas posibilidades no serían descubrimientos de la ciencia sino del trabajo. O que fueran milagros, productos de la religión, aunque descartamos esta maravillosa posibilidad.

En términos sociológicos, los trozos de los que se componen estas esculturas se dan el placer de salirse del ciclo neo-natural paradisiaco de las toneladas de basura de la que forman parte (pero del que por sí solas no pueden salir), y entrar en el infierno donde son nombradas Diversiones de escultura. Por esto se las ve ardiendo en un fuego eterno.

EB 5-5-21

 

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