«escultura»

Palacio de Cristal, Parque del Retiro. Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Madrid, 2008

«escultura» es una superficie de 1.000 m2 de mármol blanco de Macael y agua formada por 3.204 piezas de 3x100x33 cm., que cubren la totalidad de la planta del Palacio de Cristal. «escultura» está constituida por una trama regular de losas de mármol blanco, una sucesión de incisiones curvas en forma de S, y unas depresiones generadas a partir de las curvas en las que se forman los charcos de agua. La reflexión de la luz sobre el agua y la propia evaporación convierten a esta escultura en una obra sujeta a los cambios de la luz y de la temperatura ambiente. La obra es transitable con los pies desnudos. La posibilidad de pisar los charcos de agua y sentir las depresiones labradas en el mármol convierten al espectador en paseante y al volumen de la escultura en un paisaje.  

«escultura» es una exploración de los límites de la Escultura.  

«escultura» no es una alternativa a la Escultura que se resuelve llevándola a los nuevos medios para recluirla tras las pantallas, sino una superación de las trabas que reducían el campo de acción de la Escultura. Las dimensiones de la obra 0,3×55,33×29,2 metros indican una deformación de los tres indicativos, alto, ancho y profundo, que han definido el formato predominantemente vertical de la Escultura. «escultura» tampoco es una instalación, no se le pueden atribuir «medidas variables» ni es propiamente una obra de las denominadas «site specific». La Historia de la escultura de Occidente es el relato del desencuentro entre la cosa llamada escultura y los lugares a donde ha sido destinada. Es la Historia que narra la polémica relación de las esculturas con el suelo. Entre el suelo y el suelo de las esculturas se interponen los soportes. Los soportes son los lugares de la esculturas. Como cosa, «escultura» ocupa un sitio pero no tiene lugar. Y en tanto parte solamente es una superficie.  

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  «escultura» es las antípodas de las antípodas. Difícilmente las esculturas se encuentran en el lugar para donde fueron pensadas. Si la escultura moderna cortó los lazos con la Arquitectura, «escultura» no viene a restaurar una conexión entre la Escultura (como bulto redondo) y su lugar, en este caso el Palacio de Cristal. El Palacio de Cristal no deviene, por tanto, en un contenedor de la escultura. En rigor «escultura» no está concebida específicamente para el Palacio de Cristal. En el Palacio de Cristal todavía se oye el eco de la función para la que fue concebido – el invernadero – y desde esa condición recibe la obra titulada «escultura» que, en tanto extensión y superficie horizontales, se opone al porte vertical de las plantas y de los árboles que el Palacio de Cristal debía de acoger, un fin que se aplaza y que solamente se justifica por la necesidad perentoria del arte contemporáneo de reservar espacios donde ubicarse fuera de lugar.  

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Evaristo Bellotti Agosto, 2008