Tentaciones de San Antonio

La vida del eremita san Antonio abad fue escrita por san Atanasio, y está recogida en la Leyenda dorada de Santiago de la Vorágine. La “tentación” de san Antonio ha inspirado numerosas obras, pero las que han servido de referencia a esta son tres: el cuadro del Bosco que puede verse en el Museo del Prado, la Tentación de San Antonio de Gustave Flaubert, y las Tentaciones de San Antonio (en plural) de Antonio Saura. Los recortes de papel proceden de una colección de revistas cuyo primer número es la primera edición en español de la revista Playboy (1978). Los recortes que cubren las tres series (un total de 47 obras más un fondo de recortes susceptible de servir para obras efímeras o instalaciones) provienen de números publicados entre 1978 y 1979.

La tentativa de hacer una sola obra se vio superada enseguida por la producción de los recortes. A diferencia de la obra de Antonio Saura, los recortes de mi versión se limitarían a cercar fragmentos de cuerpos de mujer sin rostros, sin manos o pies, sin senos o sexos, sin ropas o adornos: superficies de cuerpos desnudos sin otra referencia que la extensión de la piel. Si este era el programa, la producción de los recortes me sorprendió generando un sobrante de recortes llenos de cabezas, senos, sexos, manos y pies. Por una vez, lo lleno se rebelaba contra lo vacío. Modifiqué entonces lo previsto y decidí que la obra seguiría creciendo hasta que la totalidad de los recortes terminara volcada en la serie.

La “tentación” entra a los santos del Bosco y de Flaubert por la vía de los sentidos. Los santos desconfían de la percepción sensible. Por su fe saben que todo lo que llega por esa vía son engaños. Pero la fe no siempre neutraliza la tentación. Si la fe flaquea, la única herramienta que tienen contra la tentación es la razón. En la Biblia buscan el auxilio de la fe. Pero aunque la Biblia sea un libro sagrado, está escrito por humanos. Y el lenguaje sólo puede ofrecerles razones de fe. De ahí que la soledad de los santos sea absoluta.

Los objetos inconexos del paisaje del Bosco tientan a san Antonio a reconocer que todo lo que ve son partes sin un Todo. Sin un Uno creador, la naturaleza contradice el misterio (o el dogma) de la Creación.

En el relato de Flaubert, san Antonio se identifica con la lucha histórica del cristianismo con el Error. El santo sufre los momentos de lucidez y las alucinaciones sin moverse de su retiro en la Tebaida, pero las imágenes falsas le asaltan la imaginación desde todas partes. Y no puede impedirlo. La multiplicidad del mundo mortifica la humanidad del santo, al tiempo que obstaculiza el proyecto ecuménico de la Iglesia.

El san Antonio de Saura piensa con los ojos. Pero como el santo no piensa muy bien, el papel de las revistas se le queda pegado a las pupilas. Saura se los arranca a tiras y recompone los collages para que entienda lo que ve. Para el santo ver es un suplicio. Y se le oye gritar: ¡entre tu y yo no hay nada! La interpretación de la frase es incierta. Pero sospechamos que el santo podría ser Antonio Saura. O ambos. El santo y el demonio.

La eliminación del trazo negro que Antonio Saura superpone al collage en sus Tentaciones quizá sea la única novedad de estas nuevas versiones de las Tentaciones de San Antonio.

EB.16.

 
 

Tentaciones de San Antonio I

 

Tentaciones de San Antonio II

 

Tentaciones de San Antonio III