El vacío es el asunto

SOLIDARIDAD DIGITAL
5 Ago 2022
Esther Peñas / Madrid

No tanto se trata de la forma, como de su efecto. La escultura es un arte misterioso, de volúmenes y espacios, de materiales tantas veces insólitos. Pero también de esbozos, esquemas, apuntes. Precisamente en esto último se detiene la exposición «Esculturas por escrito. Variaciones», que se podrá ver en el segoviano Palacio Quintanar hasta el 23 de octubre. Conversamos con el autor, Evaristo Bellotti (Algeciras, 1955) un escultor de mirada femenina, que impregna de sutileza y cierta sensualidad su trabajo.

Las esculturas por escrito, ¿son menos esculturas?

Buena pregunta… de lo que se trata es de escribir como si estuvieras trabajando una escultura, no con el lenguaje sino con las palabras, las palabras como cosas; el leguaje puede ir fácilmente a las no cosas, y se necesitan las palabras como cosas, como bultos, no como formas. Sentir la palabra como materia, independizándose del sentido, deshaciéndose de las ideas.

¿Qué importancia tienen los apuntes, bocetos, anotaciones, en el resultado final?

Ahora mismo, para mí, son imprescindibles. Siempre he tenido cuadernos de notas, pero desde hace unos veinticinco años, el modo sistemático con el que escribo en ellos empezó a integrarse de otro modo, relacionándose el hacer las esculturas con la lectura y escritura. Primero, las lecturas, que es asunto de la primera hora de la mañana, con la cabeza fresca, te despiertas y te zambulles en algo escrito por otros, que te enriquece y te saca de tus circularidades. Leo muy despacio y con bastante atención, volviendo una y otra vez sobre aquello que me llama la atención, es una lectura bastante obsesiva. De ahí, salta la nota, o te asaltan pensamientos, y los anoto. Por eso digo que se han ido imbricando la lectura la escritura con la fabricación de la escultura. Ahora mismo, son una sola cosa con muchas caras. 

Con tanto análisis previo, bocetos, notas… ¿qué margen queda a la improvisación?

Todo, porque lo mismo que en la lectura tú sospechas que no estás entendiendo todo lo que se dice, que hay cosas que se escapan, cuando tomas las notas sabes que algo no estás entendiendo o no eres capaz de expresar todo lo que intuyes. Hay bocetos técnicos que resuelven los problemas de medidas, tamaños, espacios, muy útiles para las proporciones y para solventar problemas mecánicos o técnicos, y bocetos que son una frase. A veces, una palabra. Más que de improvisación, prefiero hablar de proceso, mejor, de toma de decisiones, que se contrastan con los efectos. Tomas decisiones, la materializas y te devuelve un no o un sí, un más o menos, un podría ser, te aproximas, hay un acierto pleno o no. 

¿Y qué porción de azar alberga la obra final?

Importantísima, hay que dejar que el azar que haga lo suyo, tiene que circular libremente y ser atender. Cuando el azar da una señal no atenderlo es un crimen, mata la verdad o su diminutivo, lo verdadero, porque el azar nunca miente.

Para que una serie de variaciones sean variaciones y no copias, ¿qué hace falta?

La diferencia es esencial. La copia es esclava del uno, de lo único, es una réplica de lo que se entiende como único, pero si se descarta el uno, la unicidad, queda una estructura que tiene sus propias lógicas y se pueden multiplicar, y ahí las variaciones, efecto de lo múltiple, que no significa que cada variación no tenga su integridad; cada variación comparte con otras variaciones unas lógicas elementales, las cumple, y se produce un estallido de variaciones, o matices, lo mismo que sucede en la naturaleza cuando se habla de la variedad del mundo. Hay un pino, otro, muchos pinos que responden al mismo esquema y patrón pero manteniendo cada cual su identidad, cada pino es distinto. La variedad del mundo, cuya destrucción va en curso. Las variaciones son una respuesta un poco desesperada a la reducción del mundo a objetos identificables para mercadearlos; variaciones como multiplicidad en la naturaleza que estamos perdiendo, donde cada elemento, cada pino, es distinto e insustituible y, si se me aprieta un poquito la lengua, sagrado. La escultura, tal y como yo la entiendo, nunca es una mercancía, la mercancía tiene relación entre el patrón y su reproducción. Las variaciones imitan la generosidad de la naturaleza. Sin embargo, en la reproducción mecánica, mecanizada, mecanicista, se va matando el modelo del objeto artesanal. Un artesano no hace nada igual, y la mercancía estandarizada es exactamente la misma.

Me voy ahora a uno de sus collages: ¿qué puede ser «duro y doloroso pero imprescindible»?

Ah, pero… ¡eso lo he escrito yo!

Claro, en uno de sus collages…

Ah, sí, pero esa frase no es mía… no te diré quién lo ha escrito. Ese collage reflexiona sobre cuando el poder habla con sinceridad y desvela su verdadero proceder. Esa frase la pronunció cierto político sobre los recortes… qué banalización… duro y doloroso, pero imprescindible… esa frase debería aplicarse al hecho de cruzar el Sinaí, de defender la Repúblico en el 36… a cualquier acción que requiera sacrificio. Esa frase, dicha por un político, hace explícito el modo en el que el poder puede confesar sus procedimientos. El collage pertenece a una serie, «Acción verbal, acción violenta», y denuncia este tipo de actuaciones.
 
¿Cómo se equilibra o se hace cálida la frialdad del mármol, material por el que tienes querencia?

El mármol cultualmente ha sido funerario, ha estado ligado al arte neoclásico, deliberadamente frío, pero depende del tratamiento… si en el mármol se perciben rastros de trabajo, mantiene esa calidez; es como cuando tomas notas a mano y después las pasas a ordenador, se enfrían, pero si hay un rastro que nos indica el trabajo que lleva ese mármol se hace cálido. Al contrario, si lo eliminas, se enfriará. Si pretendes de manera absurda representar la realidad, que es irrepresentable, tiendes a enfriar el mármol, porque el mármol tiende a entrar en el juego de la representación y se muere; pero si lo respetas y dejas que diga lo que tenga de decir, le añades ese calor, esa vida, y significa que está en un momento dado, pero que no es el resultado final de lo que se quería. Quince años después, ese mármol que has trabajado no será el mismo, se habrá modificado. Es muy importante la duración en mi obra, las esculturas la expresan de un modo privilegiado, constituye bulto, habla de la extensión, de la duración a la que todas las cosas están sometidas, empezando por nuestro propio cuerpo. En ese sentido, rara vez he trabajado con bloques de mármol, sino con piezas o trozos. Pensemos en los mármoles paganas, cómo se reutilizaron por los cristianos, labrándolos encima o borrando sus inscripciones. 

Si en la palabra la poesía reside allí donde está a punto de perder el sentido, en la música se entrelazada en los silencios, en la pintura con los puntos de fuga o la luz, ¿dónde hay que buscar la poesía en la escultura?

En el vacío. El vacío es el asunto. Es el asunto alrededor del que gira todo el trabajo, el asombro de la escultura de un cubo macizo que evoca el vacío, aunque parezca una contradicción en sus términos. Eso se ha hecho, claro. Oteiza lo ha trabajado mucho. No solo vacío en términos de extensión, porque el vacío no es la nada sino… 

¿…la plenitud de una potencia?

Exacto, tiene que evocarlo algo que es extenso, la batalla de la escultura ha de tener extensión y evocar el vacío, pero no la nada. La Venus de Milo sería menos con sus brazos o Samotracia… los cristianos entraron con sus mazas, enfadados, dispuestos a romper todo, pero resulta que no estaban tan enfadados. La destrucción, el mal, no da para tanto… esa acción histórica, localizable en un grupo de personas indignadas, esa acción permitió el sentido del vacío. Al eliminar parte, se contribuyó a la magia. Aquello a lo que le falta algo, sube en tensión. Por eso hay acciones destructivas-constructivas, a su pesar. Las cosas a veces salen por peteneras.

Ya que menciona el flamenco, sigo por la tauromaquia, ya que es un gran aficionado. La escultura, ¿con qué suerte tiene que ver más, con la verónica, la chicuelina, las largas, el delantal..?

Querría pensar que con la suerte de matar, con el sacrificio, con la dimensión religiosa, con lo que sucede entre el toro vivo y el toro muerto. Tiene que haber un corte, un acontecimiento de esa gravedad… de pasar de un toro que está vivo a otro que ya está muerto. Has infringido la muerte, has producido ese corte, que es lo menos banal que puede haber, por eso necesitamos de la tauromaquia. Ese corte también permite que un encuentro amoroso pueda convertirse en un acontecimiento. O un poema. Después de ese corte, ya nada es lo mismo. El problema es que no se quiere saber nada de esos cortes, se quiere producir una interpretación del mundo como un continuum sin pérdida alguna, pasar de un estado sin que haya alteración o cambio. Como el sentido que toma la propiedad…

¿Vamos a hablar de marxismo?

Yo siempre les digo a mis amigos marxistas que una cosa es la propiedad privada y otra, la propiedad privatizada, no es lo mismo. La propiedad privada es aquello de lo que tienes que cuidar, genera una responsabilidad, desbrozar un terreno que es tuyo, atender a tu compañero o compañera, a tus hijos…

¿Respira el marxismo, a día de hoy?

En determinados campos, sí, hace análisis que son insoslayables… creo que del marxismo ha muerto su metafísica, en su aspecto más ideológico. 

¿Qué necesita expresar un artista cuando crea?

El problema es la precisión. Se te pasa algo por la cabeza, una idea, un fantasma, algo que te evoca, que huele, algo… en ese estado no es nada, hasta que empieza a materializarse y se expresa. Por eso digo que el problema es la precisión, cómo concretas esas ideas. La idea, la intuición, te dice algo, pero tienes que descubrir qué quiere decirte. Lo que se quiere expresar nunca es de antemano.

¿Hay arte sin humor?

No debería… es difícil contestar a eso… no lo sé. Supongo que sí, dependiendo de si uno toma el camino de la comedia o el de la tragedia, si sigues el modelo de Arlequín, en la Comida Arte, o el Hamlet que va en el otro. Hamlet va en busca de su identidad, Arlequín se va deshaciendo de todas sus identidades para cambiar de estado, para reconocer toda la multiplicidad en el uno. Sí hay arte donde lo cómico es descartado y arte donde la tragedia se descarta. Las mías son esculturas serias y muy emocionadas, con muchas emociones, pero sé que lo serio se puede transformar en una cosa burlesca… siempre me he tomado muy en serio la risa, al fin y al cabo, somos caricaturas de nosotros mismos.